Compartimos el comunicado de lxs trabajadorxs de Radio América a partir de la columna de Gabriel Michi, reproducido por Interradial:
“Hace seis años Sergio Bartolomé Szpolski se presentó ante la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados como “acusador” porque Cablevisión no subía a su grilla a CN23. Hoy, después de haber huido de ese y otros medios, dejando abandonados a casi 800 trabajadores, la situación es la inversa. Deberá concurrir a esa misma Comisión pero en calidad de “acusado”. Y es que, una importante y justa iniciativa de la legisladora Karina Banfi (acompañada por otros de sus colegas) reclama que se lo cite para que dé explicaciones sobre la masacre laboral que lo tuvo como ideólogo y ejecutor. En este caso particular, frente al abandono contra los trabajadores de AM1190, Banfi exige que “Szpolski asista ante los legisladores y que dé explicaciones a propósito de la situación de Radio América, empresa de su propiedad, en tanto dueño del Grupo Veintitrés.
Es de público conocimiento el vaciamiento de la emisora por parte de Szpolski, los despidos y la falta de pago a 120 trabajadores desde el mes de diciembre del 2015”.
El pedido es coincidente y recoge nuestra requeritoria -oral y por escrito- a los diputados de esa Comisión en la que “solicitamos que se obligue a los empresarios que estaban o están detrás de estos medios a comparecer para dar explicaciones ante este Congreso de la Nación ya que lo que han hecho en el vaciamiento de estas empresas puede haber afectado recursos del erario público”.
Así como aquel jueves 1 de julio de 2010, Sergio Bartolomé Szpolski se presentó -esgrimiendo ser el Vicepresidente Ejecutivo del Grupo 23- ante la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados para reclamar lo antes mencionado, esperamos que, seis años después, tenga la dignidad -si es que conoce esa palabra- de presentarse y explicar qué hizo con los 2.000 millones de pesos de publicidad oficial del gobierno kirchnerista (que jamás se vieron reflejados en inversiones o salarios y mucho menos en el pago de las obligaciones previsionales que nos robaba de nuestros salarios, estafándonos a nosotros y al Estado). En este caso es el Congreso Nacional, a través de sus legisladores, desde donde lo citan. Por lo que no podría faltar ya que sería una afrenta institucional y habría que estudiar también si no constituiría un delito. Porque Szpolski tiene que explicar no sólo qué hizo con el dinero de los trabajadores del Grupo 23 sino también qué hizo con el dinero del Estado, es decir, de todos los argentinos.
Es posible que Szpolski, como es su costumbre, diga que no es dueño del Grupo 23 y que el Grupo como tal no existe ni existió. Es sabido que siempre se jactaba de no tener nada a su nombre. Sin embargo ya hay fallos judiciales que lo contradicen -además de mucha documentación, comunicaciones y centenares de testimonios entre los que estamos nosotros, sus víctimas- y que han establecido que el Grupo 23 era un holding y que uno de sus dueños era Szpolski. Y ¿saben cuál fue una de las pruebas fundamentales que tuvo en cuenta la Justicia para condenarlo? Aquella presentación de Szpolski en 2010 en el Congreso cuando apareció para defender los intereses de su Grupo…
Lo que son las vueltas de la vida…
El mismo escenario, pero con otros protagonistas. Y con su actor principal en otro rol. De “acusador” a “acusado”.”