El periodismo es una actividad que en toda su historia transitó cambios y se adaptó a las novedades técnicas. El problema aparece cuando la prepotencia de determinadas empresas tiende a flexibilizar la tarea de los trabajadores de prensa y a realizar coberturas con enormes falencias técnicas y profesionales.
Cada hecho de trascendencia abre debates sobre cómo transmitir y qué tipo de cobertura realizar. El periodismo es una actividad que en toda su historia transitó cambios y se adaptó a las novedades técnicas. El debate en la actualidad no debe pasar por si aceptar o no las nuevas tecnologías, algo que se impone de hecho y que debe ser aprovechado para jerarquizar nuestra tarea y mejorar la calidad de las coberturas periodísticas. El problema aparece cuando la prepotencia de determinadas empresas tiende a flexibilizar la tarea de los trabajadores de prensa y a realizar coberturas con enormes falencias técnicas y profesionales.
Somos los trabajadores quienes debemos defender el trabajo que realizamos y eso significa defender nuestra fuente de trabajo, las condiciones laborales y también la calidad de las coberturas.
En el caso de las recientes elecciones en EEUU se vieron coberturas en donde “hombres orquesta” ponen el trípode, producen la nota, encuadran, enfocan, graban y realizan las preguntas al entrevistado. Eso conlleva dos grandes problemas: en primer lugar esa persona realiza el trabajo de cuatro (camarógrafo, ayudante, productor, cronista); y en segundo lugar el contenido de esa cobertura es pésimo, la transmisión se corta, el plano sale mal encuadrado y fuera de foco, en el medio de la nota el periodista debe admitir que “se hace difícil desde la calle tener datos actualizados” porque no cuenta con la información necesaria, etcétera, etcétera.
Esto NO es consecuencia de la aparición de nuevos soportes, formatos y posibilidades para la trasmisión sino de la prepotencia de empresarios que nada tienen que ver con nuestro oficio y a quienes no les interesa el periodismo. Pero a su vez, la falta de conciencia y/o de solidaridad de algunos trabajadores que, por presión u oportunismo, se prestan a realizar este tipo de coberturas, son parte de un juego perverso bajo el cual ellos mismos son precarizados mientras se pierden puestos de trabajo.
Los despidos, ya sea formales o a través de supuestos “retiros voluntarios”, este año arrasaron el gremio de prensa. 1500 puestos de trabajo menos en la Ciudad de Buenos Aires y tres mil en todo el país. Es necesario hacer valer nuestro rol en cada cobertura y nuestro trabajo. La única forma de afrontar esta situación es con conciencia, solidaridad, organización colectiva y compromiso de todos los trabajadores de prensa.