El 8 de marzo la tierra va a temblar: mujeres del mundo entero nos unimos y organizamos en una medida de fuerza y un grito en común. Porque estamos convencidas de que un mundo mejor es posible, adherimos a un PARO INTERNACIONAL DE MUJERES.
El 8 de marzo la tierra va a temblar: mujeres del mundo entero nos unimos y organizamos en una medida de fuerza y un grito en común. Porque estamos convencidas de que un mundo mejor es posible, adherimos a un PARO INTERNACIONAL DE MUJERES.
Nosotras paramos para denunciar la violencia de género, el trabajo doméstico invisibilizado, la explotación sexual y las redes de trata, la discriminación que sufrimos desde el primero hasta el último día de nuestras vidas por el simple hecho de ser mujeres.
Nosotras paramos porque nos están maltratando, pegando, torturando, quemando, abusando, violando, matando y tirando en bolsas de basura. Sólo en lo que va de 2017, hubo en nuestro país más de 60 femicidios y todos los días se suman víctimas. Paramos por las que faltan y ya no están para defenderse. Porque cada una de ellas podríamos ser nosotras. Y sacamos de nuestro dolor y nuestro duelo, la fuerza para luchar contra la crueldad del machismo. Frente al intento de los medios de comunicación de victimizarnos y dejarnos paralizadas por el miedo, salimos a la calle a gritar BASTA.
Nosotras paramos para reclamar el derecho a la educación sexual para decidir sobre nuestros cuerpos, el derecho a los anticonceptivos para no vernos obligadas a abortar y el derecho al aborto libre para no morir en consultorios clandestinos cuando la maternidad no es una opción.
Nosotras paramos contra la violencia económica, que nos condena a trabajar cada día más para ganar cada vez menos: en promedio, cobramos un 27 por ciento menos que los varones por similares tareas. Somos mayoría en el empleo en negro, semiesclavo, las primeras en ser despedidas.
En Televisa/Atlántida nosotras paramos porque queremos trabajar. Y cada día, en la editorial, lo hacemos en peores condiciones y vemos vulnerado un nuevo derecho. Falta de higiene e inversión, recortes a mansalva, escasez de insumos elementales, desaparición del buffet, multiplicación de tareas, incomunicación institucional, destratos a nuestros representantes gremiales, desprecio por la calidad del contenido periodístico, ausencia de proyecto para la inevitable migración digital ante la crisis global de los medios gráficos… A los miserables aumentos salariales, se sumó el no pago del bono de fin de año, imprescindible para paliar la inflación y el tarifazo. Llegar a fin de mes se ha convertido en un trabajo extra para cada una de nosotras.
Nosotras paramos porque venimos a la editorial con angustia e incertidumbre. Vemos agentes inmobiliarios ofreciendo en venta el edificio de Azopardo y la empresa se niega a brindar información fehaciente sobre nuestro futuro: dónde, cuándo y cómo seguiremos desarrollando nuestro trabajo, una vez que esta venta se concrete. Desde decenas de despidos hasta cierre de medios, los rumores se multiplican por los pasillos sembrando el pánico y tratando de imponer un “sálvese quien pueda”. Pero nosotras paramos porque creemos en la solidaridad y la fuerza colectiva. Nos organizamos para exigirle respuestas a la patronal.
Nosotras paramos para pedir por temas puntuales, que insisten en minimizar, pero nos resuelven problemas importantes para nuestras familias: guardería hasta los 4 años, licencia por enfermedad de hijos o parientes directos, lactario en buenas condiciones.
Nosotras paramos e invitamos a los varones de buena voluntad a acompañarnos en nuestros reclamos. Porque queremos algo mejor para todas y todos.
El miércoles 8 paramos a partir de las 16 horas. Nos convocamos en el hall de entrada de la editorial para encontrarnos, hablar, reconocernos, abrazarnos, sacarnos una foto juntas con nuestros reclamos. Y marchar hacia Plaza de Mayo, a las 17 horas, para sumarnos a las miles de mujeres que van a gritar desde las entrañas: #NiUnaMenos.#VivasyLibresNosQueremos.”
Atlatele – Trabajadores Atlántida Televisa