Editorial de la Comisión Directiva del SiPreBA
Un homenaje cotidiano: luchar contra la explotación
Pasaron 40 años del golpe de Estado que instauró en el poder a la dictadura cívico militar genocida. Los derechos humanos fueron violados sistemáticamente. Los planes del capital transnacional se aplicaron a rajatabla, dejando un tendal de muertos, torturados y presos; hambrientos, desempleados y un país dominado por la deuda externa. Los derechos de los trabajadores fueron cercenados hasta el límite: mientras tanto, los grupos económicos se enriquecieron a costa de la sangre del pueblo. Nos unimos al clamor que dice Nunca Más. Nuestro homenaje es cotidiano: en el día a día luchamos contra la prepotencia de los empresarios y para unir a los laburantes. Así honramos a los 172 trabajadores y trabajadoras de prensa asesinados por el terrorismo de Estado, así como a los 30 mil detenidos desaparecidos. Cayeron víctimas del plan macabro que se aplicó en todo el continente, impulsado por la Escuela de las Américas y el Plan Cóndor que gestó el gobierno estadounidense. Se trataban de aplicar los planes de los organismos internacionales de crédito, con complicidad activa del poder eclesiástico, de los dueños de los grandes medios de comunicación y de las corporaciones económicas.
Los poderosos quisieron que desapareciera la lucha popular. No pudieron: como escribió nuestro compañero de prensa Rodolfo Walsh en la “Carta Abierta a la Junta Militar”, días antes de ser asesinado: “Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aun si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán desaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.” Acá estamos, pasaron 40 años y hoy hacemos nuestro homenaje a quienes enfrentaron el terror estatal, sosteniendo la denuncia contra los genocidas y el sueño de una sociedad más justa.
Muchos responsables del genocidio eran (y son) empresarios dueños de medios; los que llevaron a la práctica esa “propaganda abrumadora” de la que hablaba el gran periodista y escritor. Más oportuno que nunca es repetir lo que siempre decimos: los trabajadores y trabajadoras de prensa no somos los dueños de los medios en donde trabajamos. Nos sumamos a la gesta que comenzaron madres y abuelas de Plaza de Mayo para que haya juicio y castigo a los militares genocidas y sus cómplices civiles, y para que los chicos que fueron secuestrados puedan recuperar su identidad.
Tenemos una misión: bregar para que todos los medios difundan los juicios de lesa humanidad y las violaciones a los derechos humanos, de ayer y de hoy. Y para que no haya editorialistas que defiendan a los asesinos de uniforme y de corbata. Como sucedió en La Nación, los trabajadores y trabajadoras de prensa estamos listos para rebelarnos frente a la línea editorial de los patrones. Vamos a seguir construyendo el sindicato de todas y todos los que trabajamos en prensa, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA). Militamos para que llegue la democracia a todas las redacciones y se respete la libertad sindical, y para que los dueños de los medios entiendan que existen derechos constitucionales y leyes que nos amparan. Damos batalla contra la explotación, la precarización y los vaciadores. Defendemos con uñas y dientes nuestro salario y las condiciones de trabajo, y nos organizamos para poner freno a la prepotencia patronal y defender la libertad de expresión del pueblo construyendo un periodismo al servicio de la clase trabajadora. Nos sentimos identificados con el compromiso del que hablaba Walsh en su carta: “Dar testimonio en momentos difíciles”. Siguiendo esas huellas hicimos este periódico especial y participamos de manera masiva en las calles, luchando por Memoria, Verdad y Justicia y para decir Fuera Yanquis de América Latina, contra la Ley Antiterrorista, el Proyecto X y el Protocolo AntiPiquete y AntiPrensa. Seguimos denunciado las violaciones a los derechos humanos que se producen en democracia: la violencia institucional, la tortura, el gatillo fácil y las desapariciones de ahora, como la de Julio López, el desparecido 30.001. Como trabajadores de prensa, reivindicamos especialmente a José Luis Cabezas y Mario Bonino. Hoy más que nunca gritamos bien fuerte: 172 trabajadores/as de prensa asesinados por el terrorismo de Estado, 30 mil compañeros desaparecidos, ¡presentes! Ahora y siempre.
Comisión Directiva del Sindicato de Prensa
Foto: Carlos Villoldo (ARGRA)